Esta es la historia del principio del mundo, cuando
la creación estaba incompleta, cuando no había agua, ni luz, ni hombre para que
al menos cuidara de las cosas del mundo. Solo estaban la tierra, el cielo,
algunos animales y frutas por conocer. Era una confusión, la oscuridad sobre la
tierra dependía de un árbol inmenso que la cubría.
Así fue que llegó el momento en que Yoí, el primer
padre existente en la tierra, reflexionara para dar y poner fin a las cosas. De
esta manera habló a su hermano Ipí, pero éste era muy pícaro y todo lo que su
hermano mayor decía, lo contradecía a pesar de que fuera su única compañía en
la tierra.
El cielo estaba cubierto de oscuridad. Yoí llamó a
su hermano y dijo “Vamos a coger todas las frutas existentes en la tierra y
llamamos a los animales existentes para convocarles que vamos a tumbar este
árbol inmenso llamado Lupuna”
Entonces todos los animales existentes sobre la
tierra comenzaron a picar, morder y raspar el árbol. Toda una multitud de
animales que ya existían en la tierra estaban a punto de tumbar el árbol. Sin
embargo, Yoi e Ipí se sorprendieron porque aún no lo conseguían.
Entonces Yoí mandó a llamar a las dos especies de ardillas que existían en el
mundo. Mandó subir a la ardilla golosa hasta el final del árbol para ver por
qué no quería caer. La pequeña ardilla no consiguió llegar hasta la cima del
árbol, solo pudo llegar hasta la mitad.
Entonces Yoí mandó subir a la otra especie de
ardilla, que era la ardilla trepadora. Esta ardilla sí pudo trepar hasta la
cepa del árbol y descubrió la razón de la sorpresa de Yoí e Ipí. Bajó enseguida
y le dijo a Yoí que era un mico perezoso que con las manos tenía agarrado el
cielo y con los pies tenia agarrada la copa del árbol y era por eso que no
quería caer.
Yoí mandó nuevamente a la ardilla trepadora a la
cima del árbol con ají para echarle al mico perezoso. Ella llegó hasta la cepa
del árbol, le echó el ají en la boca al mico perezoso pero no le hizo nada. La
ardilla volvió a bajar y dijo que el ají no le hacía nada al mico.
Entonces volvió a subir con unas hormigas pequeñas
que en la zona se conocen como “twnw”, cuya picadura es muy fuerte. La ardilla
llegó y esparció las hormigas en el cuerpo del mico. El dolor de las picaduras
de las hormigas hizo que el mico perezoso fuera soltando el árbol que sostenía
hasta que al fin lo hizo. Este
árbol cayó sobre el mundo formando relámpagos, truenos y haciendo brotar aguas.
Un inmenso caudal se formó del tronco dando origen al río Amazonas y de las
ramas se fueron formando las lagunas y afluentes.
Fue tanta la alegría de Yoí que se metió al agua y
a medida que las gotas lo salpicaban fue convirtiéndose en una multitud de
peces que llenaron los ríos. Entonces Ipí notó su soledad y vio que sobre el
agua flotaba el corazón del árbol. Por curiosidad lo cogió, lo plantó y cuidó
con mucho cariño estando siempre pendiente de él. Luego de algún tiempo se lo
comió y sintió algo maravilloso, al botar la semilla vino una señorita muy
hermosa y le dijo que lo quería mucho. En adelante, Ipí la consideró como su
mujer. Esta fue la primera pareja que existió en el mundo.
Yoí volvió a la tierra donde su hermano Ipí que ya
tenía esposa, pero al llegar, la esposa de Ipí desapareció y Yoí se sintió solo
y triste. Un día se fue al puerto y se sentó a la orilla del río cuando de
pronto se le apareció una joven muy hermosa que se quedó con él. Yoí consiguió
pareja mientras su hermano se quedó solo de nuevo. Yoí pensó en organizar todos los seres que había
creado y organizarlos por clanes.
Yoí e Ipí estaban juntos cuando se les apareció una
iguana. Yoí la mato y enseguida la cocinaron. Cuando estuvo preparada Yoí la
repartió entre todos los animales creados por él. Cuando la iba repartiendo a
cada animal iba mencionando el clan al que pertenecía: el muchilero, la garza,
el tigre, la guacamaya, el tucán, la garza negra, la hormiga, el canangucho, en
total catorce clanes. Así mismo instruyó a cada uno sobre con quién podía
casarse dejando bien claro que por ejemplo, guacamaya con garza
no se podía, al ser unión de dos plumas, pero que guacamaya con
tigre, no era ningún problema, pues era piel con plumas. También estableció que
los hijos heredarían el clan de su padre y pronunciando estas palabras volvió
al tronco del palo y al río más grande, el río Amazonas.
Fuente: Sinic.(s.f). mitos y leyendas- amazonia. recuperado de:
http://www.sinic.gov.co/SINIC/ColombiaCultural/ColCulturalBusca.aspx?AREID=3&SECID=8&IdDep=91&COLTEM=212
http://www.sinic.gov.co/SINIC/ColombiaCultural/ColCulturalBusca.aspx?AREID=3&SECID=8&IdDep=91&COLTEM=212
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